1.3. Sufrimientos personales

1.3. Sufrimientos personales

Nota: He debido escribir este artículo sobre los sufrimientos personales, y sé que te podrá servir. Sin embargo, si no tienes tiempo y ya sabes que sufres, pásalo por ahora. Al final, tal vez será bueno regresar aquí, porque ya sabrás cómo vencerlos.

Entre muchos sufrimientos personales, aquí los más importantes.

Vacío. El vacío, tema principal de estos artículos, está relacionado con el sufrimiento más profundo, espero aquí aprendas a entenderlo. El vacío que, más que psíquico es espiritual (y eso lo veremos más adelante), tiene muchos aspectos. Puedes sentirte vacío porque nada (del mundo) te satisface, porque no logras controlar tus instintos básicos, emociones tóxicas, hábitos negativos, o porque andas dominado por ego, codicia, egoísmo, complejos de superioridad, inferioridad y miedo. Todo eso te causa baja autoestima, ansiedad e incertidumbre general. 

Desconocimiento de la verdadera Realidad. Ya se ha dicho que como humano tienes cuerpo, mente y Ser. Además de la incapacidad de entender lo que es realmente la vida, la falta de adaptación a una sociedad que no entiendes, o no saber cómo resolver los problemas que ella te da, no saber sobre las leyes universales ni cómo funciona la creación. Aunque eres mucho más que eso (pero no estás consciente), todavía te identificas con cuerpo y mente, y así andas confundido sin saber quién realmente eres, ni de dónde vienes y hacia dónde vas. 

Instintos. Andas equipado con cuatro instintos (o impulsos) básicos: comer, dormir, procrear y tener miedo, que están en ti para que puedas existir, o sea, para cooperar al instinto primordial de sobrevivir a toda costa. Aunque son una bendición porque te defienden y te mantienen con vida, si no están bajo el control de tu mente, se transformarán volviéndose negativos. En ese momento, cuando percibas que algo te falta, te causarán inseguridad, o crearán miedo a perder algo y, cuando no puedas proveer tus necesidades básicas ni las de tu familia, te causarán miedo a la pobreza. 

Generalmente, poco y no bastante dinero, crea deseos insatisfechos (que la sociedad de consumo alimenta constantemente) y que te hacen sentir estancado, atado y sin una vía de salida. Así, casi sin ser tú consciente, para tener dinero, te ves empujado a trabajar largas horas, o a hacer cualquier actividad lícita o ilícita, moral o inmoral. Ese deseo insatisfecho (o su logro y, por ende, el deseo de tener siempre más) puede volverte codicioso y llevarte a discriminación, explotación, agresividad, violencia, injusticia social, divisiones y diferencias raciales y de género. 

Sin embargo, el miedo, siendo un instinto básico, no discrimina entre ricos y pobres. Aunque no deberán luchar para satisfacer las necesidades básicas, también los ricos deberán enfrentarlo y vencerlo. Por ejemplo, si tienen mucho dinero, tendrán miedo de ser secuestrados, o atracados, o de tener que pagar demasiado impuestos… o miedo a que lleguen los comunistas a ‘robarles’ sus riquezas… 

Complejos. También tienes complejos de superioridad, inferioridad, y miedo, complejos que te han donado desde la infancia por los demás que así te programan, sin que tú (en ese entonces) puedas defenderte. Son lo que espiritualmente son llamados samskaras impuestos [reacción de acción en forma potencial], que conocerás luego en El Camino Virtuoso [método para desarrollarte a ti mismo a nivel físico, mental y espiritual].

Complejo de miedo. El miedo tiene muchas facetas y se expresa con el miedo a lo desconocido, al fracaso, al éxito, a la violencia, a la pobreza, a la muerte, a Dios entre otros. 

Complejos de superioridad. Porque los seres humanos estamos en niveles de evolución diferentes, y porque tenemos más o menos inteligencia y habilidades, hay siempre alguien que consideras inferior. Basta que tú sepas algo más que él o ella, que pertenezcas a un mejor estrato social o a una raza que te ha hecho creer ser superior, y entonces te sientes superior. Aunque tienes debilidades o un complejo de inferioridad que intentas ocultar, gracias a tu ego y sabiendo bien que no eres lo que muestras, te mientes a ti mismo y expresas tu superioridad sintiéndote poderoso y seguro. Entonces buscas privilegios, poder, nombre, fama y control que frecuentemente (siempre por el deseo de dominar o de ocultar debilidades y complejos de inferioridad), puedes mezclar con sexo desequilibrado y degenerante. 

Complejo de inferioridad. Este complejo —que generalmente es impuesto por los demás— se expresa con baja autoestima, con el no sentirte lo bastante bueno y a través del miedo de no sentirte o no ser aceptado por quienes te rodean. A nivel social, tal como los demás, porque debes sobrevivir en un mundo que puede ser hostil y lleno de sufrimiento, y porque desde siempre has vivido con los demás, quieres pertenecer a una tribu o grupo que te acepte, apruebe y proteja. Sin embargo, en casi la totalidad, cualquiera que sea tu complejo dominante, los demás sufren lo mismo que tú sufres. ¿Y todavía te sorprende que el mundo ande como anda? 

Emociones. Por todos los esfuerzos hechos en el pasado, sabes que no puedes controlar completamente tu mente que se siente libre de hacer lo que más le complazca. Sin embargo, te cuento que es posible controlarla y además utilizarla a tu favor. Pero, para que eso pase, deberás primero conocerla mejor y saber lo que quiere y cómo funciona. 

Como bien has visto, estás sujeto a muchas emociones tal como envidia, celos, timidez, apego y muchas más, siendo 50 en total que, expresándose interna y externamente y en 10 direcciones, se vuelven mil. 

Y así, por ser humano, experimentas muchas emociones que te acompañan a lo largo de tu vida. Aquí algunas de ellas: inseguridad, inestabilidad, impotencia y miedo; traumas psicológicos, injusticia o abusos que has recibido desde la infancia; ego herido, sensación de derrota; soledad, sensación de abandono, de sentir que no le importas a nadie y que eres nadie; los errores del pasado y los sentimientos de culpa que todavía no has sabido eliminar; la falta de control sobre situaciones diarias y todo lo demás. Mejor dicho, no puedes controlar lo que está afuera de ti y, muchas veces, ni lo que está en ti. 

Creencias y programaciones. A parte una limitada excepción, debido a la ignorancia de tus padres y maestros y siempre siguiendo instintos, emociones y complejos, desde la cuna has sido programado para ‘salir adelante’, para tener dinero y, pase lo que pase, para lograr el éxito. Eso te ha empujado a estudiar aun lo que no querías, y a ser lo que no querías ser. Además, considerando que la mayoría no logra ese éxito —sin duda, ya que la mayoría es pobre— te has lanzado hacia una trayectoria negativa, pesimista y egoísta, que te ha creado miedos, limitaciones, odio y dogmas ciegos que te han atado siempre más. 

Aunque existen personas que gozan haciendo el mal y que te crean problemas, a nivel espiritual es sabido que —por el mismo principio de lo que se siembre, así se cosecha—muchos de tus pecados son reacciones de tus acciones pasadas, o sea, han sido creados por la forma en que has vivido, por lo que has hecho y por lo que te ha sido enseñado. 

¿Qué hacer? Todo empieza desde ti. Así que lo mejor es trabajar en ti mismo, entender y ampliar el radio de tu mente. Más vuelves tu mente universalista y abierta, más conocerás la naturaleza humana (y porque los demás actúan como actúan), y con mucha más facilidad entenderás cómo vivir una vida plena y feliz.

En muchos casos lo que llamas ‘pecado’ es simplemente la programación debido a creencias, cultura o religión que te han sido impuestas. En cualquier parte del mundo en la que hayas nacido, solo actúas de acuerdo a tus creencias y piensas que todo lo que haces está bien. Sin embargo, gente de otras culturas, juzgándote desde sus programaciones y creencias (la mayoría religiosas y dogmáticas) vuelve lo que tú haces, un pecado. 

Además, andas apegado a las tradiciones. ‘Mi abuelo ha hecho así, mi papá también, yo lo hago ahora, y tú, hijo mío, harás lo mismo’. Todas ellas son como leyes no escritas pero rígidas que te imponen algo que no quieres, pero que debes aceptar bajo el dicho: ‘Se ha hecho siempre así’.

Porque todavía no tienes la fuerza mental necesaria para entender y luchar para cambiarlas, te falta autoestima y autocontrol, aceptarás esas leyes, agachando la cabeza. Despertando y entendiendo, tendrás la fuerza y la valentía de cuestionarlas y liberarte de ellas para siempre, mínimo a nivel personal.

Apegos. El mundo es muy atractivo y así te apega a cualquier objeto o ser con quien tienes una proximidad emocional. El apego es fuente de los problemas entre géneros y en las relaciones en general. Siempre por el apego quieres lo que no es tuyo, sea cosas, personas o ambiente. Más peligroso que la atracción sexual, por apego se llega a matar o destruir. 

Falta de valores y principios. Los principios morales son los fundamentos y base de una vida dedicada al desarrollo espiritual. Sin embargo, hoy en día son vistos como algo anticuado, algo que va en contra de los nuevos valores sociales del éxito a cualquier cuesta, y siguiéndolos deberías actuar inmoralmente. 

Desafortunadamente, dejando los principios morales, muchos se degeneran espiritualmente y se alejan de Dios (no estoy aquí hablando de abandonar las religiones tradicionales, cosa que también acontece).

La soledad. Porque tienes la necesidad de ser aceptado y amado y, por ende, las relaciones con todas sus problemáticas tal como las rupturas sentimentales, te sientes solo o sola. En este mismo sitio, encontrarás mucho sobre la soledad.

Retos de la vida. Todavía sufres por los retos que la vida te da, ya que no siempre acontece lo que quieres, y en cambio muchas veces pasa lo que no quieres, y no entiendes por qué eso sucede. Mejor dicho, no puedes satisfacer tus deseos, entre ellos, no sufrir. 

El miedo a la muerte. Vives en la incertidumbre de que puedes morirte en cualquier momento. Esa incertidumbre puede darte desaliento, falta de energía, pereza, ansiedad u otras emociones tóxicas. Pero, en realidad, ¿Qué es la muerte? ¿Cómo entenderla y aceptarla? En El Camino Virtuoso aprenderás mucho sobre ella, y cómo perderle el miedo.

Dios. Debido a dogmas de tu religión, tienes miedo a Dios. En este sitio encontrarás mucho sobre Él, y aprenderás que es un Dios de Amor, no el Dios castigador que te ha asustado desde niño.

Los demás. Parece que todo el tiempo estás en una plaza de mercado donde sientes la necesidad de mostrar a los demás que estás bien, que eres grandioso, y esto pasa porque quieres ser aceptado… porque te da miedo quedarte solo o sola. Porque todavía te afectan demasiado los demás y, de una manera u otra, controlan o manipulan tu vida. 

Es una lucha de egos, porque todos están intentando probar que tienen supremacía entre sus programaciones y las programaciones de los demás. ‘Yo soy de este país y soy superior a ti que eres de este otro país. Mi religión es mejor que la tuya porque mi Dios es el único y verdadero Dios. Mi equipo es el mejor y el tuyo no’. Mi color de piel es superior al tuyo’. 

¿Has escuchado esas barbaridades de aquellos ignorantes? Como loros entrenados por sus amos, están repitiendo esas etiquetas impuestas como si fueran ropa de lucir para la venta. 

Pero, esa es la parte mala. ¿Has notado que cuando sacas esas etiquetas hay paz aún entre personas diferentes? ¿Y has notado que la gente discute y pelea porque no es capaz de establecerse en el Ser, de hablar de algo íntimo, interno, que se sale del ámbito y dominio de la mente?

¿Es todo lo anterior la realidad? No, es solo inseguridad.

El destino. Todavía crees en el destino y te sientes atado a él. Te pasan cosas que no puedes evitar y que, al parecer, debes pagar. Sin esperártelo ni al parecer merecértelo, parece que de la nada, te llegan sufrimientos. Porque no sabes ni entiendes, eso te parece injusto y culpas a la mala suerte o a Dios. ¿Tal vez ese destino te golpea por algo malo que has hecho, pero que no sabes, ni recuerdas?

Las enfermedades. Quieras o no, eres mortal y así sujeto a enfermarte. Sin embargo, la mayoría de las enfermedades dependen de tus decisiones. ¿Cómo tratas tu cuerpo? ¿Lo alimentas bien, lo ejercitas, lo cuidas como la herramienta más importante y cercana a ti? Si no lo haces, ¿Por qué te quejas si tienes cáncer, ansiedad, depresión y otros problemas? Si tú o tus hijos andan obsesionados o absorbidos en las redes sociales o en los videos juegos, ¿Por qué te quejas si tienen una mala concentración o hiperactividad y muy bajo nivel de atención? ¿O que tal vez en el futuro esto te llevará a tener problemas mentales e infelicidad?

Debilidades, Vicios, Malos hábitos que no sabes cambiar. Sé que a veces pierdes el control de ti mismo(a) y regresas a hacer muchas cosas que no querías hacer. Con muy buena probabilidad, por falta de control mental, te falta autodisciplina, buenos hábitos, y tal vez tienes adicciones y vicios (alcohol, cigarrillo, pornografía, obsesión sexual, redes sociales usadas de manera desequilibrada etc.) Y, porque es muy difícil cambiar los patrones mentales que te han dominado por vidas enteras —y que a veces salen creando confusión y/o problemas— te frustras y pierdes la esperanza. 

Falta de un Claro propósito de vida. ¿Quieres muchas cosas, tal como un buen trabajo, familia o éxito y prosperidad? ¿O tal vez quieres fama, poder, dinero? ¿Deseas hacer algo tú, solo o sola, algo especial para dar al mundo y no sabes qué?

En cualquier estadio de evolución que estés ahora, lo cierto es que quieres lo mejor para ti. Quieres mejorar tu vida, expandir, crecer, descubrir cosas nuevas, ser exitoso(a), resolver tus problemas económicos para siempre.

Si reflexionas de verdad del por qué y para qué quieres todo lo anterior, verás que es porque, aunque no es duradera, te da alguna dosis de felicidad y paz. 

Así que, ¿Qué es esa felicidad y por qué si todos la quieren es tan difícil lograrla? Tal como cada ser humano, sea consciente o inconsciente de eso, quieres paz y felicidad.

Sin embargo, descubrir cuál es el verdadero motivo de tu existencia ya no será solo descubrir tu pasión o profesión. Eso ya será secundario y es lo que se considera el éxito externo, el éxito social, tu juguete que generalmente se acaba cuando envejeces o mueres. Evolucionando espiritualmente querrás entender quién realmente eres, por qué existes, cuál es tu verdadero propósito de vida y quién es tu Creador. 

De todas maneras, si todavía estás buscando el éxito externo o tienes dificultad para lograrlo, es porque te falta un claro propósito de vida y no sabes lo que quieres realmente. Tal vez eres muy bueno en muchas cosas, —no siempre tus cualidades deben determinar tu trabajo y/o destino— pero no sabes qué escoger. La meta de tu vida debe ser más que tus capacidades o cualidades, debe darte tu felicidad, satisfacción, y la chispa que te levanta con entusiasmo casi todos los días. 

Éxito

Éxito, si lo tienes. Te sientes grandioso, lleno de entusiasmo, poderoso, astuto, proyectando tu ego a tu alrededor, te vuelve egocéntrico, hablas todo el tiempo de lo grande y listo que eres. Si has sufrido antes, ahora sientes que te mereces todo lo que la vida pueda ofrecerte, y así te vistes con ropa de marca, te tratas con la mejor comida en restaurantes famosos, viajas con lujo, y gastas dinero en cosas inútiles solo por el gusto de probar a todos y a ti mismo, que ‘lo lograste’. En realidad, tienes miedo a perderlo todo, y ese miedo nunca te abandonará.

Éxito, si no lo tienes. Aunque quieres, no sabes cómo lograr ese deseado éxito. Sientes que no tienes suerte, que no pudiste estudiar, que fuiste humillado, que siempre te pasa lo malo y así, pierdes la esperanza, agachas la cabeza, y te dejas ir al dolor, actuando perfectamente como te han enseñado a actuar cuando fracasas, como: un vencido y un perdedor. 

 Sufrimientos mayores

Hay sufrimientos que, si no sabes racionalizarlos y superarlos, dejan una marca dolorosa para toda la vida. Por ejemplo, una buena chica que ha sido abusada o violada; en pocos minutos de agitada lujuria, un animal en forma humana parece que destruyó para siempre (nunca es para siempre) la paz, tranquilidad y vida de esa chica. 

O la vida de una mujer con una mente positiva que debe vivir con un hombre negativo, estático y parásito, hasta que la muerte los separe solo porque su religión así se lo impuso.

O un hombre o mujer que se enamora y, después de un tiempo corto, encantador y hechizado, se encuentra con una deuda enorme por errores de su pareja, que ahora él o ella deberá pagar con años de sacrificio. 

O el caso de un padre abusivo y borracho que, después de una vida desperdiciando dinero y gastándolo en nada, ahora con el cuerpo destrozado por vicios y mujeres, pide a los hijos cuidar a su ‘pobre viejo’ cobrándole una cuota mensual y, por más sorprendente que pueda parecer, los hijos se sienten mal por no ayudarlo y caen en la trampa del viejo degenerado. 

Todo lo anterior, además de hacerte sufrir, porque no logras la paz y tranquilidad que buscas, te causa infelicidad, y por más que te esfuerces y hagas, te hace sentir insatisfecho/a. Y así estás mal, tienes muchas dudas, temores, ansiedades, miedos y, como los demás, buscas alivio en la mentira, el engaño, los vicios así contribuyendo siempre más a volver el mundo un valle de lágrimas  Por más positivos o negativos que sean, estás actuando como un robot, una máquina que reacciona según la programación impuesta y, sin tener tú la culpa, eres un esclavo de tu condicionamiento. Así que tu vida es complicada, un lío constante, una lucha contigo mismo y con los demás. 

¿Cuál es entonces la causa verdadera detrás de tus sufrimientos y la verdadera razón y raíz de todo lo que te pasa? 

No sabes responderte… todavía. Sin embargo, entenderás todo eso continuando en El Camino Virtuoso. Por ahora, solo conoces la parte superficial, o sea, cuando el sufrimiento se expresa en enfermedades, pareja equivocada, haber nacido en una familia tóxica, falta de dinero, problemas de soledad o relaciones con los demás, y una miríada más de razones. Pero, porque no las conoces, continúas llevando una vida miserable y tormentosa, dominada por instintos, emociones y complejos internos, además alimentada y magnificada por otros que están en tu misma (o peor) condición. 

Y entonces, porque andas confundido y porque el placer —aún pasajero— es considerado felicidad, enfocas tu vida en dos cosas: tener placer y evitar el dolor. Porque socialmente el placer está estrictamente relacionado con el dinero, lo buscas para satisfacer tus necesidades, o sea, para satisfacer el instinto de supervivencia (el más importante) y tus otros cuatros instintos básicos: comer, dormir, procrear o sexo y miedo. 

Porque vives en el mundo y quieres satisfacerlos, ¿Cómo placer y dolor se expresan a nivel social? 

A través del miedo y la inseguridad que, a su vez, te lleva a ser codicioso, egoísta y a acumular dinero o cosas. 

Sin embargo, cuando estás libre de programación, te encuentras frente a ti mismo, encarando preguntas que no sabes responder, ¡y eso puede ser atemorizante! Es abrir nuevos caminos y reinventar el mundo. Y es por eso que cada cosa que te pasa la vas a comparar con tu programación, porque así, sin tener que pensar, sabes cómo reaccionar, cómo enojarte, cómo sentirte bien… tal como un mico adiestrado a la perfección. 

¡Despierta! ¡Eres un ser humano, único y maravilloso! 

¿Quieres ver cómo alguien te manipula y te hace actuar a su antojo? Entonces deberemos dejar el mundo interno e ir al externo, donde hay… los demás.

 

Nota: Este artículo es parte de una serie sobre el vacío y la insatisfacción que muchos tienen, cómo entenderlo… y vencerlo. Si te es posible, sería mejor leerlos en secuencia, aunque puedan también entenderse individualmente. Sigue leyendo: 2.1. ¿Qué quieres?.

El artículo principal: ¿Por qué sientes un vacío que no sabes cómo llenar?

 

Add Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

error: Content is protected !!